entrismo amoroso

Geremías Paladini (allá por el '23)
cuando montaba su imperio,
no sabía, no creía
que un buen día sus esfuerzos
se verían estropeados por una historia de amor.

Yo conocí a Andresito, petisito, ojos claros, lindo pibe, entrador;
no sé si lo había planeado.
Es por eso que no puedo asegurar si aquello fué historia de amor
(o no)

Y una noche de verano, todo el mundo fisurado
y Andresito en sus cabales, la cruzó, pidió su mano.
La subió a su bicicleta, susurró canciones hardcore.
Según dicen, por facebook, ya la venía re fichando.

Timotea Paladini (la nieta de Geremías) estudiaba economía,
buenas notas, cuarto año.
Sus padres siempre decían no entender como su niña,
siendo un mina tan existosa,
no encontró un yerno mejor.
(viste como joden la paciencia con eso.
Pero volvamos a la historia)

En un pic-nic en la plaza,
Timotea y Andresito (heredero involuntario)
se besaban, se tocaban.
Ella fué acomprar pochoclos;
y un paquete medio extraño Andresito colocó
en el bolso de su amada.

Timotea regresando, rebosante de alegría,
fué alertada por su chico:
llamó tu viejo -dijo Andresito-
Necesitan de tu ayuda en la fábrica de fiambres.
Unos asientos contables, unos saldos que no cierran.

Preocupada Timotea, chivada llegó a la morgue.
Encontró a sus familiares, le dijieron:
¿qué querías? Andresito dijo que te veías triste,
que querías renunciar a tus labores en la empresa familiar.

Aguantame que lo llamo -dijo Timo a su familia-,
y Andresito no atendió. Apretó dos botoncitos.
Uno corta la llamada, el otro estalla en mil pedazos
esa fábrica de mierda, a Timotea, a la familia.

La laralalá lalalalarará
lara la la.

La laralalá lalalalarará
lara la la.




Manolo el mujik (hoy a la mañana)