Infinitas gracias, señor Miyagi
aunque lo odié días enteros
mientras me hacía lijar
y pintar la cerca,
o pescar las moscas
con los palitos.
Qué forma simple y trabajosa
de decir: Esto es la lucha.
Todavía lo veo
con los ojos idos,
tocando el tambor
a un costado del dojo,
y siento
la fuerza de un río
que crece desde adentro.
Ni con la pierna rota
pudieron doblegarme,
señor Miyagui.
El dolor se había ido.
Alejandro Güerri, de su librito Oriental
trabaja con copyright el refugiado este
1 oct 2010
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1 comentario:
ni con la pierna rota!!! toma!
che. era "pacifico como kurt" o "pacifista"?
me entro la duda.
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